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Foto del escritorPsic. Linda Ramos

Me debo tantas disculpas.

Desde que tengo memoria me enseñaron a pedir disculpas. Me lo enseñaron con el propósito de que fuera una persona educada. Hasta la fecha me considero una persona que pide perdón por lo más mínimo. Incluso he llegado a pedir perdón por decir tantas veces la palabra “perdón”. Pero lo que nunca me enseñaron fue a pedirme perdón a mi misma. Nunca me dijeron que a veces a la persona que más lastimamos es a nosotros mismos.


Me he dedicado a escribirle un sin fin de cartas a personas que me han lastimado. Es un proceso terapéutico muy útil ya que te ayuda a cerrar ciclos. Escribes la carta, la lees en voz alta y la quemas. Listo, cierras un círculo. Dejas ir. Sigues adelante. Sigues sanando. También me he esmerado en demostrarle mi amor a tantas personas, sin darme cuenta que la que más lo necesitaba era yo. Pero no hablo de necesitar el amor de otros, sino el amor propio. Es por esto que creo que es importante que así como he reflexionado sobre otros temas, ahora es tiempo de que reflexione sobre la relación que tengo conmigo misma.


Quiero empezar pidiéndote perdón por todas las veces que te hice sentir culpable por depositar tu confianza en personas que no debías. Aprendí que si tú haces las cosas de buena fe, tú no estas siendo la mala persona de la historia. Perdóname por dejarte asumir que la culpable siempre eres tú. Por dejarte pensar que no eres lo suficientemente buena como para que alguien te quiera. Perdóname por no recordarte que los errores de las demás personas no son tus errores.


Por dejarte pensar que no eres lo suficientemente inteligente como las personas a tu alrededor. Perdóname por siempre dejarte dar vueltas al mismo asunto hasta sugestionarte y ahogarte en dolor. Por siempre pensar lo peor; por siempre esperar lo peor. Por no confiar en ti; por no creer en ti. Perdóname por descuidarte y por haberte puesto en situaciones peligrosas sin importar tu bienestar. De verdad lo siento mucho. A veces lo permitía para que de alguna manera despertara en ti ese valor que tanto habías estado buscando.


Perdóname por las veces que te deje maltratar tu cuerpo, por mutilarlo y por dejarte absorber en esos pensamientos tan negativos y destructivos. Tus cicatrices no son defectos, son prueba de que sobreviviste lo que alguna vez trató de destruirte. Te mereces tantas cosas y te quiero pedir mi más grande disculpa por haberte prohibido por tanto tiempo el tener, hacer y sobre todo sentir.


No hay un día en el que no desee poder volver atrás y cambiar cada mala cosa que te hice. Quiero mejorar las cosas, demostrarte lo mucho que me preocupo por ti. Quiero que veas lo mucho que has cambiado. Yo sé que seguirás cambiando para mejor, estoy segura. Tienes que tener claro que nunca serás perfecta, seguirán apareciendo días nublados de pensamientos, pero eso no significa que vas a volver a ahogarte. Me debo tantas disculpas y espero pueda perdonarme.

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